martes, 27 de mayo de 2008

Dexter, un nuevo anti-heroé


Dexter es un forense especializado en sangre en el Departamento de Policía de Miami. También es un fiel novio, un divertido padrastro, un hermano confidente y un freak de la sangre para algunos; pero todo esto no son más que papeles que, voluntariamente o no, desempeña de cara a una sociedad que no le aceptaría: Dexter es, y lo sabe, un monstruo, un psicópata, un cuerpo sin alma, frío, calculador; un asesino en serie. O no. Él disfruta de ello. Como él suele pensar, no es ni humano ni un psicópata enfermo, es algo nuevo: Dexter.

Una vez que conocemos a Dexter, descubrimos que no hay nada que lo inmute, que perturbe sus sueños, ya que ni siquiera los tiene; ni siquiera ningún sentimiento que no es capaz de poseer: ni el amor hacia su novia o hermana, ni los atroces crímenes a los que acude en su trabajo, ni sus víctimas. Dexter está vacío, y lo único que alguna vez le ha causado placer es la caza, lo que nadie sabe ni ha sabido excepto su padre (su padrastro en realidad), el único que realmente supo lo que era desde su infancia.

Destacar que el padrastro de Dexter, Harry Morgan, era policía, y al darse cuenta de que el instinto asesino de su hijo era imposible de evitar decidió entrenarlo y aportarle un código de actuación (el código de Harry) enfocado a perseguir y eliminar a aquellos asesinos que habían conseguido eludir la acción de la Justicia. Dexter se convierte desde entonces en un asesino de asesinos.

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